viernes, 10 de febrero de 2012

5 años de Transantiago


Hoy hace exactamente 5 años se ponía en marcha el primer día de operación del Plan Transantiago, un plan de transportes que pretendía revolucionar los desplazamientos en la ciudad de Santiago de Chile. Era el sábado 10 de febrero de 2007.

Viene de más atrás...nada cambia

¿Qué pasó en estos 5 años? ¿Cuál es el balance que puede hacerse del sistema?
En  primer lugar podemos partir por lo positivo que incorporó: una gran renovación de flota con modernas unidades de gran calidad, buses articulados, paraderos y refugios estándar, señalética estandarizada, corredores y vías exclusivas para transporte público, forma de pago con tarjeta contact-less, información al usuario, mapas, consulta de tiempo de llegada de buses por sistema de telefonía celular y empresas con mayor responsabilidad y mejores prácticas laborales que las operantes en el anterior sistema.
Esa sería la parte buena. Ahora, ¿qué podemos decir de lo malo? En primer lugar, que el sistema no respondió bien inicialmente debido a serias fallas de información y algunos problemas de cobertura en zonas periféricas. Quizás uno de los mayores problemas, no tan tenido en cuenta, haya sido el hecho de que el reemplazo de una malla de recorridos por otra nueva de un día para el otro significó un choque grande, que no daba oportunidad a habituarse a los nuevos trazados más que a la fuerza. Todo esto, fogoneado por una feroz campaña de los medios de comunicación masiva ligados a los sectores políticos de derecha, más interesados en perjudicar la imagen del entonces gobierno de Michelle Bachelet que por hacerse eco de las reales problemáticas que entrañaba la complejidad misma del sistema.

Tendrás que esperar...una vez más

Hoy día Transantiago es un sistema diferente de aquél que arrancó el 10F. Aquello que comenzó como una original mezcla entre BRT y un sistema convencional, hoy se ha convertido en un sistema convencional con algunos resabios de BRT. El punto de inflexión ocurrió en el segundo semestre del 2009, cuando comenzaron a aplicarse algunas modificaciones que fueron cuestionadas, como la extensión del Troncal 502 a Vitacura. Pero eso sería solo el anuncio de algo peor. Hoy día Transantiago opera una cantidad muy mayor de servicios, que tienden a extenderse sin generarse los correspondientes aumentos de flota y por lo tanto, disminuyendo las frecuencias.

Entre las propuestas empresariales y las propuestas del Ministerio de Transportes luego del cambio de gobierno en Marzo de 2010, se logró arruinar la estabilización que se había alcanzado hacia mediados de 2008 y que duró hasta mediados/fines de 2009. Sería injusto cargar todas las responsabilidades en este decaimiento de Transantiago en la nueva administración de Sebastián Piñera, ya que algunos cambios cuestionables aparecieron en los últimos tiempos de la gestión del Ministro René Cortázar, tocando sus puntos máximos durante la pésima gestión de Felipe Morandé.

405 - Transantiago | Express de Santiago Uno | Letreros de Cortesía Verticales 2008

En estos tiempos de malas propuestas y peores soluciones se han creado un sinnúmero de servicios de dudosa utilidad que han erosionado la dotación de buses de los troncales más importantes que circulan en Santiago. Así sucedió con el Troncal 422 (que ya completó su segunda extensión) y el 423, que afectan directamente las flotas de troncales principales como los 401, 413, 421, 406 y 426. Otro de los recientes problemas ha sido la creación de variantes cortas que llegaron con la extensión del Metro a Maipú, tales como los 413c, 413v, 431c y 431v, todos ellos comprometiendo dotación de los más importantes 401, 413 y 431.

Un aspecto que ha entrado en entredicho es el precio actual del pasaje, que si bien permite transbordos, este beneficio se ha recortado últimamente. La tarifa del Metro es realmente excesiva en términos absolutos y la de los buses sigue siendo algo elevada. Sostienen algunos que en caso de persistir el sistema anterior, la tarifa sería más cara y esto es altamente probable.
Lo cierto es que la política de aumentar las tarifas como forma de combatir la evasión del pasaje no ha funcionado y hoy día la evasión se ha duplicado, inclusive como promocionado método de “desobediencia civil”. Por lo tanto, la política no ha sido la adecuada. En este sentido, sería mejor congelar la tarifa por un tiempo y aumentar los controles para disminuir la evasión, que se está transformando en un problema serio para la financiación del sistema.

Otro de los puntos que hay que mejorar sin dudas es el diseño de la recaudación del sistema, que desde su inicio realiza el AFT (Administrador Financiero de Transantiago), una sociedad formada por importantes bancos del país, que se beneficia con un jugoso porcentaje de los pasajes para administrar el dinero. Si realmente se desearan solucionar los problemas financieros debería modificarse esta administración, pudiendo ser otro ente el encargado de la misma.
En este sentido, podría realizarse al igual que en Argentina, donde el recaudador del dinero de las tarjetas SUBE (hermana trasandina de la Bip!) es el Banco Nación, equivalente al Banco Estado chileno, que no obtiene ningún porcentaje del pasaje por la administración del dinero. ¿O no es suficiente ya con disponer de millonarios volúmenes de dinero libremente desde el depósito hasta el pago a la correspondiente empresa?

Desafortunadamente, hoy Transantiago está demasiado lejos de lo que alguna vez quiso ser y de aquella época de estabilización. Numerosas empresas han enfrentado dificultades económicas (Buses Gran Santiago, Transaraucarias, Las Araucarias y Unitran), comprometiendo la operación en 5 zonas del sistema.
La operaria del Troncal 4, Express de Santiago, que alguna vez se destacó por ser una de las 2 grandes (junto a SuBus, Troncal 2), cayó en calidad de servicio, frecuencias y prestaciones. Los buses en vacío son moneda corriente en la Alameda a toda hora y demuestran, una vez más, la nueva mentalidad empresaria con la que se está gobernando Transantiago, que es la de maximizar los beneficios a costo del pasajero. En las últimas propuestas de esta empresa al Ministerio de Transportes, enviadas a fines de enero, las fusiones de servicios están a la orden del día por razones muy sencillas pero no explicitadas: la reducción de los costos laborales (eliminando puntos de regulación intermedios) y el evitar la superposición de recorridos, a fin de reducir el gasto de combustible y material rodante.

La planificación del sistema deja mucho que desear en estos días, cuando las rutas y las fusiones se trazan desde oficinas y escritorios con escuadra y lapicera y sin una sola medición de terreno, sin salidas a la calle, sin encuestas origen-destino que sustenten y justifiquen las estrafalarias modificaciones que se proponen.
Y en este 2012, las cosas se pondrán peor aún. El fin de las concesiones de las actuales zonas alimentadoras modificará sustancialmente la lógica troncal-alimentador, que es piedra angular del sistema. Como se está viendo hoy en la zona H, no habrá distinción entre flotas zonales y troncales; y tampoco distinción entre diferentes zonas. Será todo lo mismo, irá todo mezclado, en función de una maximización del beneficio obtenido por los tres grandes grupos que controlarán el transporte de la capital. Y mientras tanto, el Metro seguirá, como autista, “en la suya”, negándose a la integración con un sistema que desde el primer día lo tuvo en cuenta.

Este es un balance de los 5 ¿primeros, últimos? Años de Transantiago.

Agradecimientos a Ariel Cruz Pizarro y Hans Hermosilla por las imágenes