miércoles, 28 de marzo de 2012

Los Problemas del Parlamentarismo: Una mirada a la Crisis Canadiense (2008 – 2009)


En esta última entrega de artículos acerca del Parlamentarismo,  abordaré la crisis parlamentaria que tuvo lugar en Canadá durante el 2008, siguiendo a la Elección General de ese año.
Si bien la última elección previa a esta había sido en el año 2006 (apenas 2 años antes), el gobierno resultante de esta, liderado por Stephen Harper (Conservador), tenía una extrema debilidad ya que había quedado muy por debajo de la cantidad de bancas necesarias para formar un gobierno de mayoría. Por lo tanto, se convocó a las elecciones de 2008 con la esperanza quizás, de poder obtener números más holgados que pudieran sostener mejor al gobierno.

El Primer Ministro de Canadá y Líder del Partido Conservador, Stephen Harper.

En la elección de 2008, los Conservadores obtuvieron mejores números que en 2006, pero nuevamente quedaron por debajo de los asientos necesarios para formar un gobierno de mayoría. Los Liberales, que salieron segundos, obtuvieron un resultado muy magro, perdiendo bancas respecto de la elección de 2006, que ya había sido mala. El tercer partido, el Bloque de Quebec, independentista y sin vinculación a los partidos federales, obtuvo una de sus mayores votaciones de la historia (considerando que está presente en una sola Provincia de Canadá) y los Nuevos Demócratas (NDP, socialdemócratas) obtuvieron un pequeño avance en su número, pero un mal resultado en el contexto general.

Como es costumbre en un sistema parlamentario, existen 2 opciones válidas siguiendo a la elección: o bien continúa en el gobierno el Partido Conservador, liderado por el Primer Ministro Harper o se forma una coalición de gobierno de los restantes partidos, que juntos suman más bancas que las de los Conservadores. Esta segunda opción convocó la atención de los líderes de los partidos derrotados durante el verano boreal de 2008 y llevó a causar una de las crisis más graves a nivel institucional que Canadá tuvo en su historia.

Manifestación a favor de la Coalición en Toronto

Los Liberales (2° en la elección), comenzaron a buscar apoyo entre los partidos 3° y 4°. El Bloque de Quebec no se prestó a la formación de coalición, ya que al ser un partido que promueve la separación de su provincia del resto de la confederación, el hecho de que hubiesen sido socios del gobierno federal hubiese significado una traición a sus principios. Sin embargo, los quebequeses dieron una suerte de apoyo tácito a una coalición entre los Liberales y el NDP. Coherente ideológicamente y bastante aceptable, estos dos partidos aceptaron ser socios de coalición, permitiendo esto desbancar de su cargo al PM conservador Stephen Harper y hacerse con el gobierno.

Stéphane Dion, Líder Liberal, renunció tras perder las elecciones.

Jack Layton, Líder del NDP, resultó cuarto en la elección y fue socio de coalición de los Liberales.

Gilles Duceppe, líder del Bloque de Quebec, apoyó la coalición pero se negó a participar en ella.

Esto podría lograrse a través de lo que se conoce como Voto de Confianza (Motion of Confidence), promoviendo los Liberales y el NDP una Moción de confianza no constructiva, para quitar el gobierno a los conservadores. Esta moción contaría con el apoyo del Bloque de Quebec, y permitiría la caída del gobierno conservador y la asunción de un gobierno de coalición entre los Liberales y el NDP. Tal Moción debía ser realizada ante el nuevo parlamento (el 40° Parlamento de Canadá) el 1° de diciembre de 2008.
Aquí, en este punto entró a jugar políticamente la Gobernadora General de Canadá Michaëlle Jean, quien con sus decisiones favoreció absolutamente a los Conservadores. Para que se entienda su función, la Gobernadora General es la representante de la Reina Isabel II, quien es la Jefa de Estado de Canadá. Es lo que nosotros llamaríamos, un Virrey, o más bien, en este caso una Virreina.

La Gobernadora General de Canadá, Michaëlle Jean, jugó a favor de los conservadores al clausurar el Parlamento.

Manifestación en Vancouver contra la clausura del Parlamento.

La Gobernadora General, en uso de sus atribuciones reales, decidió aplicar la figura de Prorogation, que viene a ser una clausura temporal del parlamento. En Canadá, se entiende que esta medida puede tomarse como máximo por el término de 1 año (!). Esta maniobra dilatoria permitió al Primer Ministro Stephen Harper dilatar la realización de la sesión donde perdería la confianza del parlamento, ocasionando la puesta en marcha de un nuevo gobierno. Tal clausura se prolongó durante el invierno boreal, (Diciembre de 2008 – Enero de 2009) y sirvió no solo para dilatar el tiempo sino también para desactivar la coalición. Siendo sinceros, la coalición tenía problemas también. En primer lugar se trataba de un gobierno de 2 partidos que tampoco alcanzaban a formar un gobierno de mayoría y que para peor, se encontraba apoyado por un partido provincial autonomista. Para empeorar aún más las cosas, los Liberales, que habían obtenido un mal resultado hubieran sido (en la coalición), los encargados de liderar el gobierno. El líder liberal Stéphane Dion renunció al liderazgo de su partido por haber perdido las elecciones a fines de 2008 (práctica común en los regímenes parlamentarios), siendo reemplazado por un líder provisorio, Michael Ignatieff.

Un débil Ignatieff hubiese sido elegido Primer Ministro

Ignatieff, líder provisorio de un partido que perdió las elecciones con un resultado pésimo se hubiera convertido en el Primer Ministro de Canadá, liderando una coalición de 2 partidos que no alcanzaban la mayoría necesaria para gobernar, atados a realizar permanentes acuerdos con los autonomistas de Quebec, una concesión que los políticos federales canadienses no pueden permitirse.

Sin el consenso necesario en su propio partido, los liberales desistieron en Enero de 2009 de realizar la Moción de Confianza no constructiva y abandonaron los planes de coalición. A fines de ese mes, desactivada la Coalición, el Parlamento retomó sus sesiones, con Stephen Harper liderando un gobierno conservador de minoría que se prolongó hasta Marzo de 2011, cuando los conservadores perdieron una nueva Moción de Confianza que condujo a la realización de nuevas elecciones. En estas, los Liberales obtuvieron el peor resultado en bancas de su historia y perdieron su lugar como la Oposición oficial. Tal lugar fue ganado por los Nuevos Demócratas, que capitalizaron el descontento hacia los liberales y el voto antes dirigido al Bloque de Quebec. Y Harper, liderando a los Conservadores nuevamente, obtuvo su primer gobierno de mayoría.  

viernes, 16 de marzo de 2012

Presidencialismo vs. Parlamentarismo II: El personalismo


Mucho se discute y dice en nuestro país acerca de que somos personalistas. Y es cierto, nuestra forma de organización política siempre (al menos desde la Constitución de 1853), siempre ha sido así. Buscamos liderazgos personalistas, siempre.

Quienes sustentan en nuestro país una postura favorable al parlamentarismo sostienen que este sistema de gobierno es más democrático, más proclive al debate y menos propenso al personalismo, la concentración de poder y el autoritarismo; lo cual no es cierto. Probablemente quienes lo digan hablen desde el desconocimiento de los sistemas parlamentarios del resto del mundo.
Intentaré no ser demasiado tedioso para explicar que los sistemas parlamentarios no inhiben la posibilidad de edificar sistemas personalistas; y que incluso muchas veces tienen más componentes personalistas que nuestros presidencialismos.

En primer lugar existe una fantasía acerca de que el Poder de mayor importancia en los parlamentarismos es el Legislativo. Esto es erróneo. El poder principal sigue siendo el poder ejecutivo, que se encuentra en manos de un Primer Ministro elegido por el Parlamento. Es decir, la única diferencia en este sentido sería que la figura clave del gobierno deja de ser directamente elegida por el pueblo para pasar a ser elegida indirectamente por los miembros del Poder Legislativo.

En segundo lugar, el Primer Ministro suele ser en todos los sistemas parlamentarios el líder del partido político más votado. Se supone que ha llegado a esa posición tras haber ganado las elecciones de liderazgo de su partido y luego, al ganar las elecciones se transforma en el titular del Poder Ejecutivo. Esto quiere decir que no se elimina esa “doble función” entendida como peligrosa por algunos cronistas que supondría la posesión de 2 cargos como ser la máxima autoridad política del país y además ser el líder de un partido.

El Primer Ministro conservador de Canadá, Stephen Harper habla en la Conferencia de su partido, en su calidad de líder del mismo.

En tercer lugar, los grupos parlamentarios (los bloques del congreso) suelen ser monolíticos respecto de que todos los miembros del bloque votan al Primer Ministro que propone ese partido y absolutamente todos, salvo circunstancias muy excepcionales apoyarán las iniciativas del gobierno. Es impensable en un sistema parlamentario lo que ha ocurrido aquí en reiteradas ocasiones de los famosos cambios de bando de Diputados y Senadores o inclusive como ocurrió en 2008, a lo largo del conflicto agropecuario, cuando el oficialismo perdió la mayoría no en una elección sino gracias al pasaje de varios de sus diputados a la oposición.

No conozco además ningún sistema parlamentario en el mundo que limite la duración del cargo de Primer Ministro. Por lo tanto, se abriría la puerta en el caso de adoptar este sistema de posibilitar la reelección indefinida; ya que un Miembro del Parlamento (que no tiene límites de reelección) puede ser elegido Primer Ministro todas las veces que quiera siempre y cuando su partido mantenga la mayoría de la cámara.
En numerosos países del mundo, incluyendo muchos de probada calidad democrática, los Primeros Ministros han desempeñado el cargo por períodos muy prolongados de tiempo, mucho más prolongados que los de nuestros presidentes.

Por poner ejemplos, Felipe González, quien fue Presidente del Gobierno de España estuvo en el cargo durante 14 años; Margaret Thatcher, quien fue Primera Ministra de Gran Bretaña durante 11 años; Tony Blair, quien ocupó el mismo cargo por 10 años. Pierre Trudeau, Primer Ministro de Canadá, ocupó ese cargo 15 años. Pero sin dudas, los laureles se los lleva el Primer Ministro sueco Tage Erlander, quien ocupó el cargo de forma ininterrumpida entre 1946 y 1969, haciendo un total de 23 años. Un poco por debajo, pero con mandatos interrumpidos y dispersos se ubica el liberal canadiense Mackenzie King, 22 años en el cargo.

Erlander fue 23 años Primer Ministro de Suecia

En nuestro país los records se ubican bastante por debajo de aquellos y cabe preguntarse si realmente el parlamentarismo sería una limitación para la concentración de poder o la mantención del cargo.
Como señalaba anteriormente, para que un sistema parlamentario funcione debe haber sólidos bloques políticos y sólidos partidos, ideológicamente coherentes y con sus miembros consustanciados con un proyecto político. Hoy en nuestro país carecemos de estas características: la oposición es diversa y dispersa y el oficialismo es volátil porque la amalgama de sectores diferentes está en relación a las figuras centrales del proyecto político. En caso de carecer de esa figura, el bloque se disuelve absolutamente.

Si Argentina tuviera hoy un sistema parlamentario sería altamente volátil, porque cualquier política coyuntural (como ocurrió en 2008) podría ocasionar el prematuro final de un gobierno a través de una Moción de Confianza. En los sistemas parlamentarios los gobiernos no tienen términos fijos, de modo que un Congreso en contra podría significar directamente la caída del gobierno (si es que la oposición  acuerda para crear uno nuevo).

Por último, adoptar el sistema requeriría modificar la estructura eleccionaria de nuestro país. Hasta donde tengo entendido, en todos los sistemas parlamentarios el Congreso se renueva por la totalidad de sus bancas, no por tercios o mitades como estamos acostumbrados aquí. Esto se debe a que tener elecciones cada 2 años significaría potencialmente que cada gobierno durase solamente esos 2 años y no más, lo que daría una gran inestabilidad al sistema. Por ello, siempre en todo sistema parlamentario, las elecciones son cada 4 años, con el objetivo de crear un mínimo horizonte de previsibilidad.
En la próxima entrada abordaré una crisis parlamentaria específica y analizaré qué lecciones podemos sacar de ella.